Perdí una hija, gané un ángel
Legimi
Tras treinta y un años de transitar el dolor, Silvia logra comprender a la muerte, encuentra otro sentido a la vida y puede sanar la gran herida que dejó la pérdida de su bebé. El duelo por el fallecimiento de un ser querido no es fácil, y mucho menos cuando se trata de un hijo/a. Y esto se expresa en estas breves memorias "el proceso fue largo, pero entendí que mi hija no murió, no quedó reducida a nada, hoy vive más que nunca, en mi mente y en mi corazón". En esta breve escritura de tinte poético y mezcla de recuerdos, anécdotas, señales, relatos, diálogos, ella logra comprender el sentido de la vida y volver a renacer. Hoy, después de un largo camino, de transitar las etapas del duelo, pudo volcar en la escritura todos sus sentimientos y compartirlos al mundo para servir de ejemplo y ser una guía espiritual para las personas que están transitando un camino de oscuridad.
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