La Langosta I
Legimi
El hombre no vive solo, tampoco muere solo. El hombre para nacer necesita ayuda, para morir también. Para creer, primero hay que dejar de creer. Dejar de creer en las casualidades, en los accidentes, en los suicidios, en las muertes naturales. La "muerte natural" sólo existió en los buenos tiempos de Adán y Eva; duró muy poco y de eso, hace ya mucho tiempo. La vida de un ser humano, aún desde el punto de vista biológico, es algo muy complejo, también su muerte. La muerte no es algo repentino ni espontáneo, es una estructura, un desarrollo, una progresión; de hecho morir nos lleva toda una vida. Nosotros nos ocuparemos del tramo final de este proceso. Pero: cuando comienza el final, ¿cómo comienza?
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